Olivo (Olea europaea)

El olivo del itinerario mide 6,4 m de altura.

Origen: Las poblaciones naturales del acebuche (olivo silvestre) proceden de la zona mediterránea y Macaronésica (islas atlánticas). No obstante, su extenso cultivo dificulta conocer su exacto origen natural.

Tamaño: El árbol puede tener una altura entre tres y doce metros, sin embargo, es más habitual verlo con alturas cercanas a los 3 – 4 metros.

Origen del nombre: El nombre del olivo proviene del término latino olivum, que a su vez está emparentado con el griego ελαιά (elaia). Ambos términos designaban al árbol, su fruto y/o su aceite. En español y portugués el fruto y su producto principal (aceite, aceituna) se designan con palabras derivadas del árabe az-záyt. Acebuche procede del hispanoárabe az-zabbúǧ.

Descripción: El olivo es un árbol de hojas lanceoladas puntiagudas por ambos extremos, verde oscuro por el haz y plateadas por el envés. Las hojas se encuentran dispuestas por pares opuestos en las ramas finas. Sus flores son muy pequeñas y blanco-verduscas y se presentan agrupadas en racimos. Su fruto, la aceituna u oliva, va experimentando cambios en su coloración al tiempo que engorda, desde un verde intenso al comienzo para terminar en una tonalidad negro-azulada.

Curiosidades:  El olivo llegó a España hacia el año 1050 a.C. con los fenicios, pero fueron los romanos los que llenaron la Península Ibérica de olivos. Tradicionalmente ha estado ligado a muchas leyendas, creencias populares y tradiciones. Por ejemplo, los fenicios asentados en Cádiz en el 800 a.C., lo consideraron árbol sagrado en su templo dedicado a Herakles; en la «Odisea», dioses y héroes se frotaban con su aceite para conservar su belleza inmortal; en la antigua Roma, la rama del olivo se consideraba símbolo de paz. Nosotros, en el colegio, nos contentamos con verlo a diario en el bosque de la lectura y en el teatro romano.